26 jun 2009

Las Mil y Una Noches

El mundo de los sueños y de las historias fantásticas siempre me impresionó y aún me sigue encantando. Hace poco tiempo una gran amiga me regaló una Antología de las Mil y Una Noches y recientemente, releyendo el libro y algún otro artículo, no pude resistir la tentación de escribir aquí.
El hecho de que de los veintiún cuentos originales, sólo nueve de ellos son de procedencia medieval árabe, no me ha decepcionado en absoluto. Aladino, Alí Babá o Simbad el Marino, no son originales, pero no importa, son igual de fantásticos que el resto. Estos últimos, así como otros, fueron incorporados posteriormente por un orientalista francés: Galland. La obra original -se cuenta- debió escribirse en la segunda mitad del siglo XIII, cuando los mamelucos gobernaban Siria y Egipto. El origen de los relatos se sitúan en la Persia sasánida a donde llegaron seguramente desde la India con el título de "Las Mil Noches". Fue después de su traducción del pahlevi (persa medieval) cuando tomó el nombre con el que ahora lo conocemos. El manuscrito más antiguo que se conoce data del siglo XIV y se guarda en la Biblioteca Nacional de Paris.
Harun Al-Rashid (el rey Shahrayar), quinto califa abbasí, fue tan real, como Sherezade (Shahrasad), la hija del Gran Visir. Muchos de los nombres de los cuentos están tomados de personas que vivieron en aquella época: el poeta Abu Nuwas, el visir Gafar (Aladino), ¿sería tan malo como aparentaba?, los hijos de éste, el hijo del cocinero, el hijo del rey Shahramán, el rey de China y un sinfín de personajes que viven en el Bagdad de este rey que se hizo legendario no sólo por el alcance de su imperio, sino por ser el protagonista estelar de los cuentos de Sherezade.
Prometo que cuando tenga nietos, no dejaré de leerles estos cuentos con los que yo crecí.

6 comentarios:

thot dijo...

Me encantan los cuentos. Siempre se extrae alguna enseñanza provechosa y se conocen otras culturas a través de ellos.
Un beso.

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Cálida Brisa dijo...

Chiqui dijo...
Thot
Debemos ser muy iguales, porque a mi tambien me gustan los cuentos, las reflexiones y las leyendas, a veces me pregunto ¿será que carecí de ellas?...pero no, a su manera pero siempre, me cantaban cuentos mi padre y mis abuelos paternos de pequeña.
Un abrazo Willow

Fede dijo...

Gracias por la información que nos regala amiga. Estos relatos orientales siempre me han fascinado y sin embargo confieso que tenía mucha confusión entre los diferentes relatos de la saga. Simbad el marino, Aladino, Scherezade, El ladrón de Bagdad... son retazos de historias y películas de la infancia que forman parte de nuestro acerbo cultural.

Willow dijo...

Queridos amigos: Gracias por vuestros comentarios. Yo también he aprendido algo nuevo y los cuentos me gustaban de niña y me siguen gustando ahora... ¿será que no he crecido del todo?

Willow dijo...

La última frase de este post era profética. Ya tengo una nieta, aunque aún es chiquitita, dentro de poco comenzaré a leerle estos cuentos, aunque no los entienda (es decir, si se está quieta!) jajaja.