Me echo a llorar cada vez que veo las imágenes en televisión y me duele tanto sentir el dolor de los familiares de las víctimas que no puedo evitar pensar en mis sobrinas, que se juegan la vida cada vez que vuelan. Mi hermano -y muchos otros como él- voló durante 35 años, y tuvo la gran suerte de jubilarse, aunque con secuelas que durarán el resto de sus días.
Vaya mi sentido recuerdo para los familiares.