Ayer, mientras planchaba, me vi de un tirón la película de El
Cid, con Sofia Loren y Charlton Heston, igual que hace un poco más de 40 años vi en "Thursday Night at the Movies", en la TV norteamericana... mientras planchaba en nuestro apartamento de Misisipi.
Mi marido se había ido al laboratorio de la Universidad y yo estaba sola con Dunker, mi perro. Alquien llamó a la puerta y puse la cadena antes de abrir, pues no esperaba a nadie. El perro comenzó a ladrar y, para que no se me escapara, solo abrí lo que daba de si la cadena, con lo cual no se le veía desde fuera pues le tapaban mis piernas.
Era un hombre con la cara llena de rasguños que me preguntó por el apartamento del gerente de la urbanización y si éste tenía coche. Le dije lo que sabía y cerré la puerta.
Volví a mi película y, de pronto, interrumpen la emisión para decir que se ha escapado un preso de una cárcel cercana, que ha entrado en una casa donde había una mujer y que le había pegado para que le diera las llaves del coche. Como la mujer se puso a gritar, él salió corriendo.
Creo que el visitante anónimo que vino a mi casa esa noche era ese preso fugado que, posiblemente, al oir al perro se asustó. La puerta de mi apartamento se podía haber hechado abajo de una patada.
Ayer noche, nadie llamó a mi puerta... y tampoco tengo perro.