25 feb 2008

¡Reduce mi paso, Señor!

Este poema es mi traducción del anterior, insertado en inglés. Me disculpo ante quien no lo haya entendido por no haberlo hecho antes. Me dice...
"¡Reduce mi paso, Señor!
Suaviza el embate de mi corazón
aquietando mi mente,
calma mi paso apresurado
con una visión del alcance eterno del tiempo.
Dame,
entre la confusión de mi día,
la calma de las colinas perpetuas.
Rompe la tensión de mis nervios
con la dulce música de los arroyos cantarines
que habitan en mi memoria.
Ayúdame a conocer
la magia del poder restaurador del sueño.
Enséñame el arte
de coger pequeños descansos que retarden mi paso
para mirar una flor;
para hablar con un viejo amigo o hacer uno nuevo;
para acariciar a un perro vagabundo;
para observar una araña construir su tela;
para sonreir a un niño,
o para leer unas líneas de un buen libro.
Recuérdame cada día
que la carrera no siempre la gana el presuroso;
que la vida es algo más que aumentar su celeridad.
Déjame mirar arriba
en las ramas del roble gigante
y saber que creció grande y fuerte
porque lo hizo despacio y bien.
Reduce mi paso, Señor,
e inspírame para enterrar mis raíces profundamente
en la tierra de los valores perdurables de la vida,
para que puede crecer hacia las estrellas
de mi destino supremo."
Orin L. Crain